El misterio del Mundo
Русский Español English 
  Inicio   Busqueda  Galería   Show   Versos en la voz   Canciones   Contacto     Ruso
   ¡Buenos días!
  Registración
  Inisiar sesión
   ¿Quiénes
   somos? 
   Catálogo
  Por autor
  Cronología
   Países
  Argentina
  Bolivia
  Brasil
  Venezuela
  Guatemala
  Honduras
  Rep.Dominicana
  España
  Colombia
  Costa-Rica
  Cuba
  México
  Nicaragua
  Panamá
  Paraguay
  Perú
  Puerto-Rico
  Salvador
  Uruguay
  Chile
  Ecuador
  Otro
   Sobre   los autores
  Poetas
  Traductores
  Pintores
  Compositores
  Intérpretes




 

   Версия параллельные тексты и транскрипция

Archivo de versos, VIP Мигель Эрнандес. Песня женатого солдата : El mundo habla español



Miguel Hernández. Canción del esposo soldado



He poblado tu vientre de amor y sementera
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mi dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al mas leve tropiezo
y a reforzar tus penas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una loca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garra.

Es preciso matar para seguir viviendo.
Un dia iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y de brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.

Мигель Эрнандес. Песня женатого солдата
 






Sólo para miembros VIP!...


Entrada a la zona VIP


Registración