La alacena envejece roida de polilla
en la tibia hermandad de los muebles amigos.
Está ya deslustrada, y por instantes cruje
cual si fuera a morir. Si en la ronda los niños
hacen ruido la pobre sufre como una abuela
que ansia dormitar en su silencio tibio.
Ha olvidado el olor de las frutas maduras
y de aquel jugo de uvas de todos los domingos,
y, así tan viejecita como está, recuerda algo
sólo cuando el canario de la casa esta lírico.
Sus puertas han dañado los pequeños rateros
en busca de manzanas, en las noches de estío,
y la pobre alacena está ahora vacía...
Pero cuando la lámpara abre su ojo amarillo
se deja estar immóvil y muda, como en éxtasis
tal vez con el recuerdo de cuando éramos niños
mi prima y yo, abismados en un libro de estampas
sentados a la vieja y alta mesa de pino,
o de esa madrugada en que voló su alma
a la estrella que miran los amantes perdidos!

Хорхе Каррера Андраде. Стенной шкаф
 

Sólo para miembros VIP!...


Entrada a la zona VIP


Registración