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Archivo de versos, VIP Антонио Фернандес Спенсер. Мальчик, который пел : El mundo habla español
Antonio Fernandez Spencer. El niño que cantaba
PASA el niño. Es de tarde. Lo siguen las estrellas. A su paso ya cantan los pájaros del agua. Pasa el niño y alegre su blusa azul cantando se ve entre la yerba de los campos tranquilos.
No es un niñocualquiera: un niño como todos. En sus ojos la tarde deja blancas estrellas y en su alma se alejan las aguas de los ríos. Es un niño. Su. canto es como dulces frutas
a lo largo del tiempo. En la tarde hay naranjas relucientesy el díañ hay campanas que suenan en lo tridte del tiempo. Pasa el niño parece que el sol crece en su pecho. Canta:
Yo soy como la flor quemada en el tiempo. Tengo una casa noble que sueña en las montañas: tengo nuevas mazorcas, y una verde pradera donde los ríos trotan y hay caballos alegres
de sonrosada piel, con ojos como lagos de profunda belleza. Amo el río y la casa que guarda en la madera el corazón del bosque. Amo los utensilios que nos dan la cosecha
y a veces pongo un beso en las rojas manzanas, en las locas cosechas de los trigos que cantan y mí alegría crece como el fuego en el horno. Guardo nombres sonoros para el joven, las fuentes;
a los días, que llegan los bautizo con vino, con caballos que trotan en las quietas llanuras. Le dejo a la mañana el nombre más sonoro y de luces se visten la aurora, las montañas.
Soy feliz como el pozo, como el agua que corre entre metales nuevos y puras azucenas: soy feliz como el viento que desnuda al caballo y con su crin inicia una antorcha en el tiempo.
Soy un niño en el tiempo. Tú lo sabes, marea; tú lo sabes, puñado de impuro polvo turbio. El tiempo me desgarra la camisa, los besos. Tú lo sabes, alondra, y por eso no cantas.
Mi alegría es un fruto desgarrado en el viento Ya soy niño profundo como el agua en el pozo; ya soy como la tierra: siempre herido, sangrando. Hoy la verdad inunda mí rubia cabellera;
hoy los campos me tiemblan en la carne, en la boca donde mi triste canto guarda aromas de frutas, y la estrella en la tarde me deja ésta certeza; «aunque canten los gallos, tú siempre estarás muerto».
Así el niño pasaba. El campo iba llevando su cabeza en el tiempo. Eran hondas sus penas: parecidas a ríos que mueren en la noche, a pobre barro humano esparcido en el viento...
Антонио Фернандес Спенсер. Мальчик, который пел
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