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Archivo de versos, VIP Эдуардо Карранса. Оленье солнце : El mundo habla español



Eduardo Carranza. El sol de los venados



A mi madre

Recuerdo el sol de los venados
desde un balcón crepuscular.
Allí fui niño, ojos inmensos,
rodeado de soledad.
El balcón se abría a los cerros lejanos
casi de cristal
en lo hondo trazaba el río
su tenue línea musical.
El balcón que vengo narrando
era bueno para soñar
y en la tarde nos asomábamos por él
hacia la inmensidad,
hacia las nubes y el ensueño
hacia mi poesía ya.
Del jardín subía la tarde
como de un pecho el suspirar
y el cielo azul era tan bello
que daban ganas de llorar.
Todas las cosas de repente se detenían
y era cual si mirase en el cielo abierto
en pausa sobre natural.
Por el silencio de mi madre
se oía a los ángeles cruzar
y quedábamos un instante
fuera del tiempo terrenal
alelados y transparentes
como viviendo en un vitral.
Todo el giro se iluminaba
como de un súbito cantar
tristaba el sol de los venados
como un dorado resental
por los cerros abandonado
un sol cordial. un sol mental
como pensado por la frente de una doncella
un sol igual al aleteo de una sonrisa
que no se alcanza a deshojar
como la víspera de un beso
fue el aroma de la claridad.
Sueño del sol . cuento del sol
y era entonces cuando el turpial
como ahogándose en melodía
en su jaula rompía a cantar,
todo en la tierra de los hombres
parecía a punto de volar
y que en el mundo todo fuera
de aire v alma nadamás.
Esto duraba menos tiempo
del que yo llevo en lo narrar.
Las tristes cosas recobraban de pronto
su rostro habitual
el viento azul volvía a la rama
volvía el tiempo a caminar
y el hondo río reanudaba
su discurrir hacia la mar.
Entre la gloria del poniente
abierto aún de par en par
tendían sus alas las campanas
hacia un célico santoral.
Recuerdo el sol de los venados
desde un balcón crepuscular.
Los días huían como nubes altas
de un cielo matinal
allí fui niño, allí fui niño
y tengo ganas de llorar.
¡Ah! Tristemente os aseguro
tanta belleza fue verdad.


Эдуардо Карранса. Оленье солнце
 






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