Una llovizna solitaria
que callada se esconde
de la alegría del hombre
me ha cogido del hombro.
Me inspira a abrigarme
con su brisa tan helada
y a borrar las lágrimas
con su piel mojada.
Mientras tanto me debato
entre su reja y la mía,
desnuda de esperanza,
de recuerdos vestida.
Nuevamente me abraza
con su sonrisa pasajera
y con su cabellera de espera
como si mi hermana ella fuera.
1979
Pintura : Olga Bekkmann.
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