En el mundo está la luz
y en la luz está la ceiba,
y en la ceiba está la verde
llamarada de la América.
iEa, ceiba, ea, ea!
Árbol-ceiba no ha nacido
y la damos por eterna,
indios quitos no la plantan
y los ríos no la riegan.
Tuerce y tuerce contra el cielo
veinte cobras verdaderas,
y al pasar por ella el viento
canta toda como Débora.
iEa, ceiba, ea, ea!
No la alcanzan los ganados
ni le llega la saeta.
Miedo de ella tiene el hacha
y las llamas no la queman.
En sus gajos, de repente,
se arrebata y se ensangrienta
y después su santa leche
cae en cuajos y quejedas.
iEa, ceiba, ea, ea!
A su sombra de giganta
bailan todas las doncellas,
y sus madres que están muertas
bajan a bailar con ellas.
iEa, ceiba, ea, ea!
Damos una a otra mano
a las vivas y las muertas,
y giramos y giramos
las mujeres y las ceibas...
iEn el mundo está la luz
y en la luz está la ceiba,
y en la ceiba está la verde
llamarada de la Tierra!
Pintura : Erica Suracce. La ceiba maya
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