Todo dice que si. Si del cielo, lo azul, y si, lo azul del mar, mares, cielos, azules con espumas y brisas, jubilos monosilabos repiten sin parar. Un si contesta si a otro si. Grandes dialogos repetidos se oyen por encima del mar de mundo a mundo: si. Se leen por el aire largos sies, relampagos de plumas de ciguena, tan de nieve que caen, copo a copo, cubriendo la tierra de un enorme, blanco si. Es el gran dia. Podemos acercarnos hoy a lo que no habla: a la pen'a, al amor, al hueso tras la frente: son esclavos del si. Es la sola palabra que hoy les concede el mundo. Alma, pronto, a pedir, a aprovechar la maxima locura momentanea, a pedir esas cosas imposibles, pedidas, calladas, tantas veces, tanto tiempo, y que hoy pediremos a gritos. Seguros por un dia -hoy, nada mas que hoy- de que los «no» eran falsos, apariencias, retrasos, cortezas inocentes. Y que estaba detras, despacio, madurandose, al compas de esta ansia que lo pedia en vano, la gran delicia: el si.