Un caballo púrpura al fondo de una palabra ciega y la pregunta de siempre: ¿quién escribió eso? Yo no. Yo voy a la tienda a comprar pan y tomo ocho medicamentos por día para que la muerte me espere más tarde. El caballo se mueve y la palabra se sube al mes de abril y canta amor a una mujer, su peso de ave en la rama. Yo no escribí eso, ¿de dónde, cuándo, cómo? Yo me afeito todos los días frente a un espejo acostumbrado. Hoy me pregunto por el caballo púrpura. ¿Y a mí me lo pregunta? ¿A mí?