Galería Jorge Carrera Andrade. Cuerpo de la amante
Pintura:
Vicento Romero.
Jorge Carrera Andrade. Cuerpo de la amante
I
PRÓDIGO cuerpo: dios, animal dorado, fiera de seda y sueño, planta y astro. Fuente encantada en el desierto. Arena soy: tu imagen por cada poro bebo. Ola redonda y lisa: En tu cárcel de nardos devoran las hormigas mi piel de náufrago.
II
TU boca, fruta abierta al besar brinda perlas en un pocillo de miel y guindas. Mujer: antología de frutas y de nidos, leída y releída con mis cinco sentidos.
III
NUCA: escondite en el bosque, liebre acurrucada debajo de las flores, en medio del torrente, Alabastro lavado mina y colmena de mieles. Nido de nieves y de plumas. Pan redondo de una fiesta de albura.
IV
TU cuerpo eternamente está bañándose en la cascada de tu cabellera, agua lustral que baja acariciando peñas. La cascada quisiera ser un águila pero sus finas alas desfallecen: agonía de seda sobre el desierto ardiente de tu espalda. La cascada quisiera ser un árbol, toda una selva en llamas con sus lenguas lamiendo tu armadura de plata de joven combatiente victoriosa, única soberana de la tierra. Tu cuerpo se consume eternamente entre las llamas de tu cabellera.
V
FRENTE: cántaro de oro, lámpara en la nevada, caracola de sueños por la luna sellada. Aprendiz de corola, albergue de corales, boca: gruta de un dios de secretos panales.
VI
TU cuerpo es templo de oro, catedral de amor en donde entro de hinojos. Esplendor entrevisto de la verdad sin velos: ¡Qué profusión de lirios! ¡Cuántas secretas lámparas bajo tu piel, esferas pintadas por el alba! Viviente, único templo: La deidad y el devoto suben juntos al cielo.
VII
TU cuerpo es un jardín, masa de flores y juncos animados. Dominio del amor: en sus collados persigo los eternos resplandores. Agua dorada, espejo ardiente y vivo con palomas suspensas en su vuelo, feudo de terciopelo, paraíso nupcial, cielo cautivo. Comarca de azucenas, patria pura que mi mano recorre en un instante. Mis labios en tu espejo palpitante apuran manantiales de dulzura. Isla para mis brazos nadadores, santuario del suspiro: Sobre tu territorio, amor, expiro árbol estrangulado por las flores.