El puente de Arco Iris se endereza y te hace señas, el carro de siente colores que las almas acarrea y que las sube, una a una, por las astas de la sierra...
Estaba sumido el puente y asoma para que vuelvas. Te da el lomo, te da la mano, como los puentes de cuerda, y tú le bates los brazos igual que peces en fiesta...
¡Ay! no mires lo que miras, porque de golpe te acuerdas y cogiéndote del Arco - sauce que no se quiebra - te vas a ir por el verde, el amarillo, el violeta...
Ya mamaste nuestra leche, niño de María y Eva; juegas con la verdolaga delante de nuestras puertas; entraste en casa de hombres y pides pan en mu lengua.
¡Vuelvele la cara al puente; deja que se rompa, deja, que si subes me voy como loca, y te sigo la Tierra entera!