Juan Ramón Jiménez. Adolescencia
En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, eramos novios.
- El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño -.
Le dije que iba a besarla;
bajo, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
- Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aun
un perfume de heliotropos -
No se atrevía a mirarme;
le dije que eramos novios,
...y las lagrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
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