Todo dice que si.
Si del cielo, lo azul,
y si, lo azul del mar,
mares, cielos, azules
con espumas y brisas,
jubilos monosilabos
repiten sin parar.
Un si contesta si
a otro si. Grandes dialogos
repetidos se oyen
por encima del mar
de mundo a mundo: si.
Se leen por el aire
largos sies, relampagos
de plumas de ciguena,
tan de nieve que caen,
copo a copo, cubriendo
la tierra de un enorme,
blanco si. Es el gran dia.
Podemos acercarnos
hoy a lo que no habla:
a la pen'a, al amor,
al hueso tras la frente:
son esclavos del si.
Es la sola palabra
que hoy les concede el mundo.
Alma, pronto, a pedir,
a aprovechar la maxima
locura momentanea,
a pedir esas cosas
imposibles, pedidas,
calladas, tantas veces,
tanto tiempo, y que hoy
pediremos a gritos.
Seguros por un dia
-hoy, nada mas que hoy-
de que los «no» eran falsos,
apariencias, retrasos,
cortezas inocentes.
Y que estaba detras,
despacio, madurandose,
al compas de esta ansia
que lo pedia en vano,
la gran delicia: el si.
Anton Victorov.
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10 11 2009
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