Palabras del idioma de Quevedo,
henchidas de dobleces de sentido,
cada una de vosotras es un nido
de sútiles conceptos, y el enredo
de la maraña que fraguáis el dedo
del ingenio, con arte recogido,
lo desenreda y salva del olvido vuestra alma secular. Rendido cedo
de vosotras, palabras palpitantes
de amor a quien os ama, al dulce halago
que endulzó la amargura de Cervantes;
acalladme las voces del estrago,
sed para mí lo que ya fuisteis antes,
y ayudadme a tragar este mal trago.
Sinyova Verónica. Las encajeras
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30 03 2015
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