Dulce es tu nombre en nuestro dulce idioma;
suena en las preces del fervor cristiano,
y es verso en el lenguaje soberano
con que aun nos habla en su sepulcro Roma.
De un pie latino la cadencia toma
cuando vibra en el ritmo castellano
cual breve arrullo de cantar lejano
o eco de amor con alas de paloma.
Dos silabas; un beso; algo muy triste
para el que te ha perdido; la elegía
del sueño muerto, que en la muerte existe.
Carmen el mundo te llamó algún día;
pero después de lo que a mí me hiciste...
¿Cómo te llamaremos, alma mía?.

Andrey Atroshenko. La hechicera
Share:
mir-es.com
01 01 2009
En this moment no comments!
Please note that all fields followed by an asterisk * must be filled in.