Dichoso aquél a quien la amarga muerte
no tronca el tiempo de sus dulces años,
y aquel que no alimenta desengaños
con el cebo engañoso de la suerte.
Dichoso (si hay alguno) aquél que advierte
su riesgo al resplandor de los extraños,
y aquel que, mariposa a los engaños,
entre las llamas el ardor advierte.
Dichoso el que con vuelo reposado
a la cumbre se acerca fatigable
de la alta ruina a que el honor aspira,
y mucho más aquél que, retirado
vive de la fortuna incontrastable,
limando con su paz su cruel ira.
Compartir en:
mir-es.com
30 06 2012
Comentarios : El mundo habla español
Enviar
Para poder introducir tu opinión, debes rellenar obligatoriamente los campos señalados como *