Bella Clara Ventura. Llegada



La necesidad de paz obedece
a mi esencia
perdida entre matorrales
de alcances inciertos.
Es la oscuridad fundida
en el quiebre del huracán.
Ojos de gato
despiden fosforescencias.
Indican la velocidad del tropiezo
en la boca del sol
entretenido en rayos de invierno.
Renace en m; un dinosaurio.
Apaga llamas.
Envuelven aquel rumor de tiempos
donde el paraíso pertenecía al hombre.
Se avecina su voz,
la del edén convertido
en flor del pecho.
Florece en el nuevo ser
traído por cigüeñas en picos de estrella
desde cielos en jardín.
Proclama
en su canción de cuna el advenimiento
de la era mesiánica,
cuando hombre y bestia
se unirán en abrazos
y el corazón del hombre
luces verter;
en tierra de promisión.
Ya llega.
Escucho
no tan a lo lejos
el acento del paso.
Triunfante arribo espera el alma
en auroras de plenitud.

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