Leopoldo Lugones. Lluvia


Y un mimbreral vibrante fue el chubasco resuelto
que plantaba sus líquidas varillas al trasluz,
o en pajonales de agua se espesaba revuelto,
descerrajando al paso su pródigo arcabuz.

Saltó la alegre lluvia por taludes y cauces,
descolgó del tejado sonoro caracol;
y luego, alla a lo lejos, se desnudó en los sauces,
transparente y dorada bajo un rayo de sol.

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