Eduardo Chirinos. El milenio está a punto de acabarse


Pero las estaciones todavía se cumplen,
la tierra continúa girando y
los peces abren y cierran sus bocas como hace siglos.
En algún lugar de la India
los tigres machos luchan entre sí por el amor de las tigres hembras
y en un bosque cercano los conejos devoran las mismas plantas y raíces
que alimentan la tierra.
Debería hablar de la contaminación
y del petróleo, debería hablar de plagas innombrables,
del hambre que devasta poblaciones,
de niños mutilados por nubes radiactivas.
Pero estoy aquí, escribiendo este poema,
midiendo sus palabras,
eligiéndolas con amor y con cuidado,
con cólera y con resentimiento.
Entonces me miro en el espejo y sólo veo tinieblas,
un vacío culpable en la página en blanco.
Escribo esto porque me siento solo.
Porque las palabras me han abandonado.
Porque ella no estará más.

«Isla Negra» ¹ 12/420

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