Roque Dalton. No te pongas bravo, poeta...


La vida paga sus cuentas con tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.

Cogele el cuello de una vez, desnúdala,
tumbala y haz de ella tu pelea de fuego,
rellínale la tripa majestuosa, priņala,
ponla a parir cien años por el corazon.

Pero con lindo modo, hermano,
con un gesto propicio a la melancolia.

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