Santiago Molina. Noche


Esta noche
cuando el ancla del tiempo marino
clava su memoria en el astillero de la vida
el cielo extiende sus sogas
hacia una estrella sucesiva e inapagable.
Un día de lluvia en Saint-Pont
- vagaba en bicicleta entre las aldeas -
aparece en la oquedad del camino
y una mujer con lámparas
me llama al fondo del trigal
apartando las tiniblas inclinada a un dintel.
Esta noche
cuando no truenan en el viento
las espadas lanudas de las liebres
y no hay camino hacia el mar
y la tormenta reposa en las últimas barcazas
y una ciudad de insomnio
se adentra en la mañana impostergable del otoño
subo por una escalera olvidada
al cuarto donde esperan muñecas sin ojos
peinándose tristes en el amanecer.

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